domingo, 28 de abril de 2013

Sin organización no hay victorias, tan sólo revueltas frustradas.

25-A, ¿qué le falta?
Roberto Mérida

El asalto al parlamento no puede producirse de manera espontaneísta, ni aireándolo por internet a los cuatro vientos. Tampoco puede darse cuando la correlación de fuerzas no nos es favorable, el ministerio de interior conoce nuestros planes al dedillo y nos espera el doble de policía.

Para poder cambiar el régimen político se requiere de una correlación de fuerzas muy favorable (que en la manifestación del 25-A no había) donde la mayoría de la población que se moviliza apoye dicho cambio y vea dichas estructuras parlamentarias y políticas como obsoletas, y de facto títeres del capitalismo/imperialismo financiero.

Ello no significa que dichas condiciones no puedan darse en un futuro. No significa que no pueda llegar un punto de inflexión, en que la población esté en condiciones y dispuesta a abolir y disolver las cámaras parlamentarias. Dicho momento ocurrirá cuando ya existan organismos democráticos de base que cumplen sus antiguas funciones y otras nuevas, y los parlamentos se hayan convertido ya en una contradicción, un freno para la emancipación popular, y un peligro constante de represión "legítima" por parte de las clases altas.

Llegado ese punto, habrá que disolverlos.

Para ello se requiere una gran organización en la base, en los movimientos sociales, tejer miles de puentes entre distintas organizaciones, en una especie de Frente Único, con influencia de masas y capacidad de movilizar a las masas; de forma similar a lo que tenían los mineros. Para no vernos así abocados a convocatorias difusas y acciones espontaneístas.

Es una lucha de larga duración la que nos espera, y sólo podremos vencer el pulso y resistir organizándonos.

"Sin organización no hay victoria, tan solo revueltas frustradas."

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