Ana Mulet, Madrid
Estamos
inmersos en la cruda realidad del capitalismo mas voraz y despiadado,
al capitalismo que se nos ocultaba, es decir la realidad que se
escondía tras la mascara de la falsa abundancia y el crédito fácil
e instantáneo.
Y ahora de verdad vemos la cara real del capitalismo. Estamos en un
mundo despiadado, sin control ni paliativos a la pobreza creciente,
se acabo el dulce sueño de nuevos burgueses, de un hachazo brutal
nos han sumergido en una atroz pesadilla, donde todo lo que se nos
prometió ahora se nos reclama con intereses de usura. La crisis
capitalista es mundial el mundo se contrae en espasmos de hambre,
desahucios, desempleo y deudas multimillonarias, que arrasan países
y depauperan a sus habitantes mas susceptibles, la clase trabajadora,
hasta ahora adormecida en la modorra de la buena y artificial vida
burguesa que han llevado en las últimas décadas.
El
desarrollo del capitalismo lleva al creciente aumento de la
producción y llegado a un cierto punto al exceso de la producción,
que se va acumulando sin salida en los mercados, los capitalistas al
llegar a este punto deben prescindir de un gran número de mano de
obra para frenar la producción, con lo que también desciende el
consumo, la crisis aumenta y la salida de la producción se paraliza.
El declive y caída del capitalismo está ligado a la teoría de la
primacía de las fuerzas productivas. Es la contradicción entre
fuerzas producción y las relaciones de producción, es en fin una
teoría marxista que se apoya en la posición básica que Marx
plantea en el Prefacio a la Contribución a la Crítica de la
Economía Política.
Vivimos
una época de desilusiones y desencantos generalizados, nos acaban de
abrir los ojos de golpe, ya nadie quería reclamar el socialismo e
incluso los proyectos revolucionarios ya habían sido olvidados casi
completamente por la clase trabajadora, debido a la molicie de la era
de la tarjeta de crédito y los restaurantes fast-foot. Ya no existe
una ofensiva de clase, no hay planes de lucha, ni lideres preparados,
todos y cada uno de los posibles candidatos también han caído en la
adicción a las falsas bondades de consumismo fácil y adictivo. Los
actuales lideres políticos o sindicales han renunciado a la lucha y
la las acciones de agitación de las masas obreras, y han entrado en
el enfermizo camino de reformismo enquilosánte.
Las causas de esta parálisis que no nos deja reaccionar contra el capitalismo pueden ser... el rechazo a lo histórico, el no revisar la historia detenidamente para encontrar en los grandes impulsores del socialismo revolucionario, la solución teórica y practica al conflicto actual. Cuando se puede afirmar que la historia siempre se repite, que las crisis funcionan por ciclos que pueden ser previstos matemáticamente, si nos tomáramos la molestia de leer a nuestros maestros si a esto le sumamos el miedo al cambio radical, que nos mantiene quizás esperando comodamente a un nuevo mesías o un super-heroe galáctico....aun a pesar de ver los estragos y la ruina económica y social a que nos estan llevando, algunos sosteniendo ideas anti-capitalista pero culpando a las maquinas, a la robótica etc... como las culpables del desempleo y la crisis es decir... simplificando el gran problema, cuando el problema no es ese, nuestro problema real es la falta de coraje e ideas revolucionarias.
Podemos
pensar que hemos sido muy cándidos en creer y no sospechar que ese
estado de embriaguez permanente de los sentidos, gracias a nuestros
créditos bancarios, no tendrían fin. Ahora creemos que estamos
llegando al final del capitalismo y que por razones obvias lo que
viene es un cambio de sistema para mejor. Pero no nos engañemos otra
vez, el capitalismo puede estar muy enfermo pero aun no ha muerto y
su voracidad aumenta día a día y lo único que puede darle la
ultima estocada es una gran revolución social.
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