domingo, 14 de abril de 2013

La televisión española apoya al fascismo hondureño


Noelia Martínez Menéndez

25 de Enero de 2013: El pueblo sale a la calle a condenar acciones del gobierno
de Porfirio Lobo y Juan Hernández
Esta semana en RTVE emitieron un documental sobre Honduras en el que acompañaban al ejército, a la policía, “en su lucha contra la delincuencia”, en el país más violento del mundo. En el reino del plomo, se llamaba la producción de Radio-televisión-española.

En el documental aparece la policía hondureña “luchando contra la delincuencia” en Honduras. La misma policía que chantajeó al gobierno democrático hace cuatro años tras darle un golpe de Estado, pidiéndole dinero a cambio de su reposición democrática. La misma policía que irrumpe en las casas hondureñas para darte dos opciones: “exilio o muerte”.

En el documental no apuntan esa costumbre policial de prenderle fuego a las cárceles con los prisioneros dentro, matando a decenas de ellos. Porque quizás, pensaría el documentalista, no tienen otro remedio en los presidios para poder hacer hueco.

Pero sí se reconocen ciertos excesos policiales, las violaciones de Derechos Humanos. Son innegables. Sin embargo solo los reconocen vinculados al fenómeno de las ovejas negras, las manzanas podridas por el narco. Los asesinatos policiales se presentan como arbitrarios y en ningún caso sujetos a órdenes políticas. Una de dos, o son fortuitos o son producto de la abyecta avaricia de algunos policías corruptos.

La estrella del documental es un tal Bonilla, un tipo con obvias limitaciones de inteligencia, que se muestra como el líder policial designado para luchar contra la impunidad... el justiciero madero. ¡Pero sólo cuando asesinan al hijo de la rectora de la Universidad Nacional!… porque cuando asesinaban a los hijos de las vendedoras de baleadas no había debate. ¿Dónde estaba Transparency Internacional cuando debajo de mi casa la policía asfixió a Wendy?, ¿dónde estaba Amnistía Internacional cuando diezmaban a las transexuales en las calles de San Pedro Sula, cuando mataban a las sindicalistas y a los líderes indígenas?, ¿dónde estaba Bonilla cuando torturaban a mis amigos en las comisarías quemándolos con cigarrillos? No, los asesinatos políticos no existen, solo el hijo de la rectora, burgués y acomodado, al que mataron arbitrariamente por un error policial.

En el documental, que por momentos comienza a rozar el género Sci-Fi, el tal Bonilla, el justiciero madero, entra con sus patrullas a los barrios más humildes y pone a toda la juventud contra la pared. Los cachea buscando armas y tatuajes. Porque según él el problema de Honduras es la desestructuración familiar, las pandillas juveniles, no los asesinatos por violencia de género (que constituyen un femicidio), ni los crímenes de Estado continuos y persistentes.

Más adelante, para rizar el rizo de la extravagancia documental, los presuntos documentalistas se toman una declaración de intenciones de depuración del ejército muy en serio, como si fuera algo congruente en una dictadura. ¿Qué depuración en sus filas puede llevar a cabo un ejército que dio un golpe de estado instaurando una dictadura fuera del marco de Naciones Unidas; que mata a periodistas, masacra a disidentes y hace una sangría con la comunidad gay?

Pero parece que los documentalistas no se enteran. Son curiosas sus entrevistas a algunos fascistas “ilustres” de ese Estado Criminal que es el estado hondureño, como el canciller del gobierno golpista o el alcalde de Tegucigalpa; conocidos ambos como baluartes de la cultura de la corrupción y el “sicariato fácil”. (Igual que alguien de gatillo fácil dispara a la menor provocación, alguien de sicariato fácil contrata a un asesino a sueldo a la mínima que alguien le tose.) … ¡expresan su gran preocupación por la delincuencia! como si fueran parte de la solución y no del problema… nada dicen de cuando algunos de sus correligionarios y ministros se dedicaban a amenazar de muerte a los médicos forenses si no cambiaban los informes de las autopsias. El documentalista tampoco se lo pregunta.

El documentalista se muestra tan naif con ese asunto de las ovejas negras que el documental se convierte en una regañina al ejército por no labrarse adecuadamente la confianza de los ciudadanos. Una regañina al estado mayor por no hacer limpieza.

Pero autorrobarse aviones en los cuarteles para dárselos a las mafias paramilitares en apoyo de un genocidio campesino… ¿eso no es cosa del estado mayor?
Y militarizar siete municipios durante semanas porque el capo de la mafia enemiga te ha robado la coca… ¿eso tampoco es cosa del estado mayor?

No, según los documentalistas son desmanes de las ovejas negras que incurren en autofinanciación… “es que en el ejército cobran muy poco”

Al final de la cinta vuelven erre que erre al hijo de la Rectora, para recordarnos una vez más que el Estado mata por accidente, y no para diezmar y controlar a la disidencia política, a las feministas, a los homosexuales. Porque ya sabemos, ya nos han dejado muy claro que la delincuencia hondureña es todo cosa del narco, que es un peligroso fantasma que campa ajeno, que intoxica a la juventud y a veces corrompe a la policía…. Y que todo se soluciona con más vigilancia para que los jóvenes no sigan con sus desmanes, con más represión policial, pero eso sí, la del agente Bonilla, que se ha dado un buen lavado de cara.

Así está la televisión española, haciendo publicidad a un Estado Criminal a través de sus más ilustres criminales y sus hipocresías varias.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, soy español y vivi en SPS 8 años y lo flipe de las cosas que vi en ese sangrinto lugar. Tienes toda la razon del mundo, estoy al 100% contigo, pero a España ni me la toques !!!


saludos

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