Ana Mulet, Madrid
La burocracia sindical de CCOO y UGT, que no son las decenas de miles de trabajadores que se afilian coyuntural o permanentemente a uno de estos sindicatos para que les defiendan, ni son los miles de delegados combativos, luchadores, honestos, que en cada tajo luchan por la defensa acérrima de los derechos y conquistas sindicales, siendo a menudo la vanguardia de los trabajadores de su tajo en dicha lucha contra la patronal; estas burocracias, es decir, esta casta que se eleva por encima de la propia acción del sindicato funcionando como un cuerpo separado de la propia base, con salarios superiores, que a menudo desarrolla sus propios privilegios y llega a acuerdos contraproducentes con la patronal y el Estado, le
ha dado luz verde al presidente de la Confederación Española de
Organizaciones Empresariales (CEOE) Juan Rosell, para poder afirmar
que la "moderación" de los salarios es la única
"alternativa posible" para conseguir recuperar la
competitividad del país y que, en este sentido, España va en la
"buena dirección". Ha conseguido lo que no se consiguió
en los años 2008 y 2010; se lo han puesto en bandeja: ahora pueden
proseguir con las políticas neoliberales, con la venia de los
sindicatos; éstas cuentan con el total apoyo del presidente de la
patronal madrileña (CEIM), Arturo Fernández, y el presidente de la
comunidad madrileña, Ignacio Gonzalez, con quienes han mantenido una
reunión para, según sus propias palabras, poder generar “empleo y
confianza”. Todo ello, por supuesto, bajo el auspicio del pleno del
Ejecutivo del PP.
Empleo y confianza a costa de nuestros
salarios y derechos. Hasta la ministra de trabajo ha afirmado esta
semana que la reforma laboral no se hizo para aumentar el empleo, por
supuesto que se creó para favorecer a la patronal y a las
organizaciones empresariales que consiguen así abaratar salarios,
abolir derechos laborales básicos y destruir empleos manteniendo
para ello la coacción mediante el miedo al despido, siempre presente
como una enorme hoja de guillotina sobre los trabajadores.
Rosell también nos ha dejado este
recordatorio para quienes hayan olvidado la permanente traición
sindical a sus afiliados, y a toda la clase trabajadora, como
víctimas colaterales de sus acuerdos con la patronal, señalando que
se firmó un acuerdo con
los sindicatos en enero del año pasado
donde dejaron "bien claro" cuál creían que era la "buena"
posición para recuperar la "competitividad". "Es lo
que hay que hacer en estos momentos, y
las empresas y los convenios colectivos están apostando por esta
vía": bajar
salarios, precarizar el empleo y seguir aumentando las demoledoras
cifras de desempleo. Hambre, miseria y desesperación para más
de tres millones ya de trabajadores que no cuentan con ayudas, ni
subsidios de ningún tipo, y ya han cruzado el umbral de la miseria;
millones de personas condenadas a la infravida y, ¿todo ello para
qué?, cuando ya hemos sobrepasado los 6 millones de desempleados...
Éstos acabaran por terminar sus prestaciones, uno tras otros.
Tendremos 7 u 8 millones de trabajadores en la mas absoluta pobreza
en unos meses más: eso quiere la patronal y permite la burocracia sindical, siendo cómplice,
para beneficiarse y sacar mayores beneficios a sus negocios. ¿Con
qué argumentos neoliberales han convencido o cuántos millones han
pagado a los burócratas sindicales para que se hayan vendido de este
modo criminal...?
Concluyo con las palabras del propio
Rosell, quien ha indicado que, con los datos "encima de la
mesa", se desprende que ha habido "un entendimiento
bastante claro" en la negociación colectiva para que lo que se
pactó en su momento "sea una realidad”. Queda muy clara la
jugada: las burocracias de los sindicatos mayoritarios son los
cómplices necesarios e imprescindibles en esta trama de traición a
toda la clase trabajadora.
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