jueves, 21 de febrero de 2013

Las consecuencias de la privatización


Ana Mulet, Madrid

La privatización de la sanidad o el eufemismo de externalización, esta siendo ya implantado en otros países de Europa, con resultados nefastos para los pacientes; el caso más reciente lo tenemos en Reino Unido, donde se calcula que en el hospital de Stafford, han podido morir mas de 1200 pacientes desde su privatización debido a condiciones insalubres y falta de agua y comida entre 2005 y 2009. El caso ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de cambiar la gestión del Sistema Nacional de Salud Británico; lo acontecido en el hospital puede describirse como una serie de "fracasos clínicos y de gestión", ha dicho David Cameron en una declaración sobre el informe realizada en el Parlamento.

Debido a que la gestión privada se basa en conseguir ganancias, es necesario lucrase a costa de la salud de los pacientes, ahorrando en recursos y personal, ofreciendo bajos salarios y condiciones de empleo precarias, afectando a la salud de los trabajadores de la salud y poniendo en evidente peligro la vida de los pacientes. La mortalidad en esos hospitales privatizados es mayor; los hospitales privados seleccionan a los pacientes, no les interesan los enfermos crónicos y eligen los de cirugía y Traumatología, ya que dan muchos más beneficios en menor tiempo y coste. Se tiende a ahorrar en pruebas médicas, y la atención de los pacientes decrece de manera alarmante, al reducirse drásticamente el numero de profesionales sanitarios por planta y servicio médico.


En la mayoría de los casos se realizan operaciones innecesarias y se premia con incentivos a los médicos que dan más altas, evitando los ingresos hospitalarios; tampoco se consulta con los profesionales médicos qué material sanitario es el más conveniente, sino que se compra, y se abastecen laboratorios y compañías con los que tienen intereses económicos. De esta forma, se da el caso de que mucho de este material es ineficaz, y el necesario o imprescindible en casos excepcionales –sobre todo en recién nacidos–, escasea, o simplemente no existe en dichos hospitales de gestión privatizada, por lo que los médicos, en caso de emergencia, se ven incapaces de salvar la vida de algunos pacientes. Los medicamentos también se van suspendiendo paulatinamente del stock de la farmacia, ya que generan un costo añadido que la gestión privada no quiere asumir, por lo se desabastece la farmacia de los hospitales y muchos medicamentos, sobre todo los calmantes, llegan a ser completamente suprimidos, lo que causa un aumento del sufrimiento innecesario en los pacientes hospitalizados.

Este tipo de gestión no es cierto que sea mas barata, al contrario: hay estudios que demuestran que resulta más cara por paciente, ya que se cobra de la administración pública correspondiente, acuda o no el ciudadano al ambulatorio o al hospital.

La privatización de la sanidad destruye el derecho a la sanidad pública y universal de calidad. Da lugar a que quienes tengan posibilidades económicas se puedan pagar seguros médicos privados, y el resto de la sociedad, ya sea la clase trabajadora o los marginales, se tengan que conformar con una sanidad deficiente, clasista, no igualitaria, precaria o simplemente llegar al punto de carecer completamente de ella.

Los principales interesados en vender la sanidad son el poder económico de las grandes empresas especializadas en la sanidad, seguros médicos, farmacéuticas, tecnológicas y biomédicas, que tienen un gran interés en ampliar sus ya enormes beneficios, a todos los niveles del ámbito social. Están en juego miles de millones de euros y no tienen ninguna voluntad de ceder ante las presiones ciudadanas; el actual Gobierno neoliberal en curso, es quien está intentando impulsar este modelo de privatización, ya que les une intereses económicos con empresas como Capio Sanidad, Sanitas, HM Hospitales, el Grupo Ribera Salud, USP, etc. El papel de los partidos de derechas: PP, UPyD, CiU y PSOE, es crucial, y son cómplices necesarios para dar el golpe definitivo, el hachazo que acabe con la sanidad pública en España.

Estos partidos han perdido la legitimidad como valedores de los intereses del la población, a la que dicen que representan, ya que han interpuesto sus intereses económicos personales al del bien común, siendo la sanidad, junto con la banca y los desahucios, los más claros exponentes de este hecho.

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