El
objetivo del 23F no debería ser ir a protestar con consignas vagas,
tan vagas que bien podrían corearlas partidos que tan sólo aspiran
a reformar aspectos puntuales del sistema, pero no a acabar con él:
algunos ejemplos de estos partidos son el PSOE ó UPyD (partido
incluso a la derecha del PP, al criticar la reforma laboral de Rajoy
por ser “demasiado blanda”). El objetivo del 23-F, no debería
ser el de mostrar una fingida unidad vacía de contenido social y
económico, porque el volumen popular sacado a la calle, de esta
forma, se desaprovecharía; se cansaría de la propia protesta o
sentiría traicionada sus espectativas a poco esta empezase a dar
ciertos frutos y los que hoy la convocan, formasen partido y
consiguiesen acercarse a puestos de gobierno. Ya sabemos que esto no
supone ningún desafío al poder.
Nuestro
objetivo debería ser el de crear un verdadero contrapoder popular
desde consignas cargadas de contenido.
No
podemos limitarnos a pedir, sin más, la dimisión de Rajoy o del PP;
porque hay sectores de la prensa neoliberal, la patronal, la U.E y
hasta sectores mismos del PP interesados en reemplazar su figura por
la de un tecnócrata, elegido a dedo por el Banco Central Europeo; el
ejemplo más directo de esto lo tenemos en Italia, cuando cayó
desacreditado, por casos de corrupción Berlusconi, y fue reemplazado
a dedo por Mario Monti (“economista” del BCE), sin pasar por
elecciones generales.
Tampoco unas elecciones generales nos garantizarían que no saliese reelegido algún partido partidario de proseguir con los recortes y la privatización de la economía. Es muy probable, de hecho, que la prensa del sistema comenzase a hacer campaña por algún nuevo partido de derechas, como UPyD, o similares.
Cualquier demanda de dimisión de cargos concretos o partidos gobernantes debe ir acompañada, por tanto, de la cancelación y rechazo de la deuda, así como de una serie de demandas económicas para reactivar la economía y aumentar el control democrático sobre ella del futuro gobierno:
Tampoco unas elecciones generales nos garantizarían que no saliese reelegido algún partido partidario de proseguir con los recortes y la privatización de la economía. Es muy probable, de hecho, que la prensa del sistema comenzase a hacer campaña por algún nuevo partido de derechas, como UPyD, o similares.
Cualquier demanda de dimisión de cargos concretos o partidos gobernantes debe ir acompañada, por tanto, de la cancelación y rechazo de la deuda, así como de una serie de demandas económicas para reactivar la economía y aumentar el control democrático sobre ella del futuro gobierno:
1.
Nacionalización de banca
y empresas estratégicas, bajo
control democrático.
2.
Aumento de impuestos a los ricos. 3. Reducción por ley de la jornada
laboral
sin reducción salarial. 4.
Subida drástica del salario mínimo.
5.
Reducción drástica del salario de altos cargos públicos y
políticos.
7.
Creación de viviendas sociales
a precio de coste y mensualidad simbólica (p. ej.: 15 € / mes). 8.
Expropiación y reparto de parques de viviendas vacíos.
9.
Posibilidad de revocación y reelección de cargos públicos
individuales.
10.
Cancelación de hipotecas
y
retraso de alquileres a
familias en crisis. 11.
Abolición de la monarquía.
12.
Reducción de ayudas a terratenientes
e
Iglesia Católica.
¿Cómo
lograr tales objetivos?
Es
impensable que tal programa se lleve a cabo en tanto que un partido
representado por el pueblo, es decir, por trabajadores de a pie, no
llegue a las instancias del poder, apoyado en la movilización en la
calle.
Ninguno de los actuales partidos está en absoluto interesado en asumir tales demandas políticas, con excepción de amplios sectores de las bases más comprometidas de IU y de algunos de sus representantes políticos más radicales, honestos y comprometidos con la lucha social en la calle (del tipo de Sánchez Gordillo, del SAT).
Ninguno de los actuales partidos está en absoluto interesado en asumir tales demandas políticas, con excepción de amplios sectores de las bases más comprometidas de IU y de algunos de sus representantes políticos más radicales, honestos y comprometidos con la lucha social en la calle (del tipo de Sánchez Gordillo, del SAT).
Pero esto obligaría a dichos partidos a posicionarse y quitarse la careta, de cara a unas nuevas elecciones. Y obligaría a los dirigentes de IU a comprometerse y asumir gran parte de este programa, lo que daría a la población un gran pretexto para exigirle, si es necesario por la fuerza, la aplicación de sus promesas una vez llegado al poder.
No
nos prestemos a engaños. Ninguno de estos objetivos (ni siquiera el
de la dimisión de Rajoy y el PP) se lograrán sin una enorme
movilización en la calle.
Esta movilización no puede ir a rebufo de unos cuántos conciliábulos de tecnócratas de clase-media, y charlatanes de la “democracia real ya” desde internet (en su facción de derechas, Asociación DRY 2.0, o su facción más progresista, redes DRY). No podemos ser convocados a puerta cerrada desde plataformas virtuales o grupos de facebook por individuos y agrupaciones con perfiles falsos, que a menudo carecen de la menor representatividad en la calle.
La única forma de garantizar protestas y convocatorias cuyas demandas no sean limitadas a una mera dimisión sin garantías de transformación / recuperacion social y económica (lo que también es política), sería mediante la creación:
De una Coordinadora Popular, que represente a nivel de todo el Estado, y aun a nivel local, a los distintos sectores de trabajadores, parados, desahuciados, amas de casa, sectores laborales con problemas de EREs, reducciones salariales, cierres o despidos, tenderos y pequeños comercios afectados por la crisis, servicios públicos en vías de privatización, extinción o recortes... La cual se encargue de coordinar y llamar a toda la población a la lucha, cada “x” tiempo.
Esta movilización no puede ir a rebufo de unos cuántos conciliábulos de tecnócratas de clase-media, y charlatanes de la “democracia real ya” desde internet (en su facción de derechas, Asociación DRY 2.0, o su facción más progresista, redes DRY). No podemos ser convocados a puerta cerrada desde plataformas virtuales o grupos de facebook por individuos y agrupaciones con perfiles falsos, que a menudo carecen de la menor representatividad en la calle.
La única forma de garantizar protestas y convocatorias cuyas demandas no sean limitadas a una mera dimisión sin garantías de transformación / recuperacion social y económica (lo que también es política), sería mediante la creación:
De una Coordinadora Popular, que represente a nivel de todo el Estado, y aun a nivel local, a los distintos sectores de trabajadores, parados, desahuciados, amas de casa, sectores laborales con problemas de EREs, reducciones salariales, cierres o despidos, tenderos y pequeños comercios afectados por la crisis, servicios públicos en vías de privatización, extinción o recortes... La cual se encargue de coordinar y llamar a toda la población a la lucha, cada “x” tiempo.
Y que los sectores combativos mantengamos la beligerancia, con intercoordinación local, aumentándola hasta conseguir la soberanía popular.
Desde
tal Coordinadora Popular, sería posible no sólo continuar
indefinidamente con la movilización y la convocatoria de protestas,
sino hacer entrismo y presionar a las cúpulas de los principales
grandes sindicatos, a convocar una Huelga General de Larga Duración
(o Indefinida); de
mayor duración que 1 día y
de lo
que el pueblo decida.
El
objetivo del 23F sería entonces el de crear comités populares
locales de todos los trabajadores, de todos los desempleados,
jóvenes, mujeres, etc.: de todos los sectores en lucha que están en
cada ciudad.
Por
eso invitamos a todos los sectores en lucha, al finalizar la
concentración, a reunirnos para establecer una agenda y un contacto
que nos lleve a articularnos como comités de lucha locales y
mantener una beligerancia activa en el tiempo.
Lo
más importante para que funcionen los comités y una futura
Coordinadora Popular será que:
1.-
El sistema de organización será de abajo – arriba.
Desde los comités populares se articulará una coordinadora estatal
intergremial, basada en las luchas concretas y los logros desde lo
local.
Será
una coordinación desde abajo, desde las bases en todas los sectores
afectados por la crisis y políticas de derechas, y en todas las
regiones entre sí, con delegados elegidos y revocables en cualquier
momento por las propias asambleas, que son las que deberán debatir y
decidir sobre una plataforma estatal y transversal unificada a la que
poder añadir todas las reivindicaciones sectoriales.
2.-
No vamos a uniformizar la lucha ni a continuar coreando consignas
vagas.
No vamos a diluir ni nuestra fuerza ni nuestras demandas.
La
beligerancia de acción también exige una profundización de
discurso.
Por
eso el 23F será un punto de inflexión y un adiós a la
uniformización.
Y
es que entender las luchas e intereses ajenos en profundidad es
prerrequisito para que sólo nos aliemos con aquellos cuyos intereses
no se ponen en conflicto grave con las nuestros. Integrar luchas no
es uniformizar ni pedir cosas vagas. Es respetar la diversidad y
conseguir que toda la clase trabajadora tenga su programa de base.
3.-
El objetivo de los comités populares incluirá una toma
institucional.
-
Acabar con la burocracia y jerarquización de los partidos y
sindicatos de clase.
- Consiguiendo sindicatos y partidos de clase democráticos, consiguiendo una lucha barrial y gremial interconectada, una ciudadanía en pie y en red, conseguiremos cambiar la correlación de fuerzas y tomar el poder.
Sólo
organizándonos desde lo local, con profundidad intelectual y tomando
las instituciones, podremos vencer al “fascismo” económico,
disfrazado de democracia burguesa, y que en la práctica pretende
cimentar su sistema explotador sobre la forma de un régimen de
totalitarismo financiero.Y
EL 28-F,CONVOCATORIA EN ANDALUCÍA DEL BLOQUE CRÍTICO. 11:00 h.
PRADO. SEVILLA
Unión por el Reparto del Trabajo repartodeltrabajo.blogspot.com repartodeltrabajo@gmail.com
Unión por el Reparto del Trabajo repartodeltrabajo.blogspot.com repartodeltrabajo@gmail.com