El papel de los medios
Roberto Mérida
En una democracia por internet, que no expropie a los medios de prensa capitalistas, estos seguirían influyendo en las decisiones importantes.
Un ejemplo de ello es el referéndum
que se hizo en California sobre subir o no los impuestos a los ricos.
Se produjo tal despliegue, abusivo, por parte de los medios de la
derecha en contra del "sí" y a favor del "no",
en vísperas del referéndum, que lograron que al final la gente
terminase votando por "no subir los impuestos a los ricos".
Con gente que es contraria a
nacionalizar la banca, a expropiar los medios de prensa, porque lo
considerarían una dictadura. Con esa gente, no se puede luchar por
un mismo tipo de democracia, ni siquiera votando todo dentro del
mismo partido, en asamblea o por internet: porque las luchas internas
y crisis de ese partido sacudirían a la organización cada vez que
saliese a la luz pública un nuevo tema polémico o hubiese que votar
una decisión importante, posicionarse a favor de una huelga general,
etc. Los de derechas, que están en contra de los sindicatos porque
no ven su importancia y los consideran corruptos, se posicionarían
en contra de la huelga, los de izquierda, a favor, aunque fueran
críticos con la dirección pro-burguesa, ideología reformista y
aparato inmovilista de los sindicatos mayoritarios, porque los ven
como una herramienta y una lucha necesaria para mantener conquistas
sociales e incluso conquistar derechos.
Por tanto ese partido, antes de una
huelga general se disolvería, quedaría inoperativo, inabilitado,
inutilizado; habría tales guerras internas en vísperas de la toma
de una decisión importante, que acabarían por descomponer y dividir
el mismo partido en 2 grupos, al final de iuris, al principio sólo
de facto.
Es lo que sucedió entre Asociación
DRY y Redes DRY, antes de la Huelga General penúltima que hubo, la
del 29-M. La primera, hostil a toda variedad de lucha u organización
sindical (sea esta reformista y burocrática, como CCOO y UGT, o
revolucionaria, democrática y de clase, como co.bas, CNT o el SAT)
era contraria a dar apoyo de ninguna índole a la huelga, incluso
promovió manifestaciones antisindicales en los días antes, en
vísperas, de la convocatoria del 29-M. La segunda era partidaria de
dar su apoyo más decidido a dicha huelga, y durante vísperas de la
convocatoria de la misma movilizó a sus bases, al menos en Cataluña,
a conformar y participar, en numerosos barrios, en los piquetes,
junto a numerosas asambleas de barrios obreros del 15-M.
Para que haya una democracia popular
verdadera, tienes que expropiar a los medios de prensa y grandes
empresas privadas, bancos... tienes que socavar el poder de los
ricos. O ellos serán los que marquen la agenda política, los
debates y la toma de decisiones en ese partido de internet.
En california se hizo un referéndum
sobre si había que subir los impuestos a los ricos, tutelado desde
el día uno por los medios reaccionarios y neoliberales, y el
resultado estuvo decidido de antemano a favor de lo que interesaba a
dichos medios pro-oligárquicos.
Por qué se necesitan los programas, y la ideología de izquierdas
¿Pero puede existir un mundo en el que
la sociedad, la población común, reúna tal capacidad de
autocrítica que sea capaz de sobreponerse a un bombardeo mediático
dado? Solo en momentos de movilización extrema. A menos que desde el
principio, se eduque desde el seno de la organización o partido
revolucionario a sus mismos militantes y bases en un determinado
conjunto de ideas y objetivos políticos y programáticos, es decir,
en un determinado programa.
Por eso mientras los medios de
comunicación, en manos de la derecha, no sean expropiados de manos
de los oligarcas y socializados, puestos bajo control y al servicio
del pueblo, serán necesarios los partidos políticos con ideología
de izquierdas, partidarios de un reparto igualitario del trabajo y la
riqueza, y serán necesarios sus programas.
La solución a medio plazo es bien
sencilla: nacionalizar bajo control popular y obrero los medios de
prensa, la economía y la banca.
De lo contrario, seguirá condicionando
nuestra agenda una minoría de oligarcas y ricos, dificultando que
las clases oprimidas puedan tomar una decisión real, porque la
información del gran público, estará sesgada por ellos.
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