jueves, 4 de octubre de 2012

Testimonio Obrero: “Así son las cosas donde trabajo”

La explotación que sufre la clase trabajadora.
Anónimo

Soy un obrero más de los que tienen la “suerte” de tener un trabajo, uno de los que con un contrato precario son vistos con envidia por vecinos y conocidos; soy uno más de esos que por seguir trabajando han tenido que soportar la injusta y progresiva pérdida de derechos: mi sueldo es de 1000 €. Hace unos años era un sueldo miserable y la gente se compadecía de los que lo cobraban, ni yo mismo en otras circunstancias lo habría aceptado. Pero estoy trabajando, que no es poco. Me renuevan cada 15 días y mi permanencia en la empresa pende de un hilo. Sé perfectamente que cuando la producción decaiga, que no va a tardar mucho, me veré una vez más en la calle. Nos han aumentado la jornada y nos han dejado de pagar las horas extras. Todo esto tendría una explicación si la empresa estuviera perdiendo dinero, pero no es así: lejos de reducir plantilla la han aumentado, aunque la situación de los que entran es más precaria aún que la de los que estamos. Vemos cómo compran maquinaria, vehículos, no escatiman en publicidad, pero aún así nos siguen diciendo que la empresa intenta sobrevivir, el miedo se ha implantado y nadie se atreve a protestar, las medidas y reprimendas son tomadas con resignación y pena, y las exigencias productivas cada vez son mayores.


Lo peor de todo esto es cuando escucho a algunos compañeros compadecer y defender a la empresa, como si no fueran conscientes de que todo lo que nos cuentan es un engaño, los escucho decir que “el pobre del dueño ha tenido que vender la finca y que se nota que lo está pasando mal”; a mí me extraña, porque yo lo sigo viendo venir con un Audi o un Mercedes y, según me cuentan, sigue veraneando en la otra punta del mundo, pero así nos intentan engañar, y los más ilusos caen en su red de mentiras y engaños; me viene a la cabeza una frase de José María Pemán: ''La criada se siente muy reconocida y muy contenta cuando ve a su señora lucir las joyas, por que al verla se cree que es ella la que está llevando las joyas'', hasta a esta situación estamos llegando, el miedo se convierte en compasión hasta extremos penosos. La sociedad está dormida, los empresarios lo saben: ellos tienen el poder y lo utilizan para sembrar el pánico y la confusión entre sus empleados, y cuando alguien opina distinto o critica a la empresa, ésta lo señala y posiblemente a la mínima se verá en la calle.

Pero aún así he visto cosas peores, he visto cómo obligaron a los trabajadores antiguos a enseñar el manejo de las máquinas a trabajadores nuevos para, una vez aprendieran los nuevos, despedir a los antiguos; he visto más de una vez cómo el encargado humillaba a algún compañero delante de todos, insultándolo y gritándole por haber cometido algún fallo. Aunque algunos no se percaten de ello, para la empresa somos una herramienta más. Hacen números y estamos siempre que les seamos útiles y rentables. En el momento que cuestionamos sus métodos o encuentran a otros dispuestos a trabajar lo mismo o más por menor salario, nos sustituyen, nos desechan, como objetos de usar y tirar, sin importarles dejar en la calle a un empleado que, con su sueldo, tiene que mantener a varios hijos, con la mayor de las indiferencias, pues ellos prefieren vivir su vida totalmente ajena a los problemas del trabajador.

Así son las cosas donde yo trabajo. Incluso, mientras escribo estas líneas, corro el riesgo de ser despedido por algún cargo de la empresa, si menciono nombres o describo situaciones concretas que me puedan identificar dentro de la empresa. Solamente deseo que quienes lean esto, y estén en condiciones de poder expresar libremente las injusticias laborales que sufren y ven a los compañeros sufrir en el ámbito laboral, lo expresen sin titubeos, al igual que yo en estas líneas, porque son nuestros derechos, y ya no sólo el futuro laboral individual, sino colectivo, de toda la clase trabajadora, lo que está en juego.

P.D.: Poco antes de publicar estas líneas, el autor de este artículo ya ha sido despedido de la empresa en la que trabajaba.

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