76 Aniversario de la muerte de Federico García Lorca

Gonzalo “Durruti”, Madrid

ARRIBA. Federico García Lorca, junto con sus compañeros del Grupo la Barraca, compañía de teatro republicana de la que fue codirector.

El fascismo asesinó a Lorca el 19 de Agosto de 1936. Lo asesinaron por poeta, por intelectual, por comprometido, por republicano y por homosexual. Lo asesinaron por ser y representar lo contrario que el fascismo: él era culto, sensible, refinado, empático, a diferencia de esa horda de falangistas bárbaros y analfabetos que la burguesía andaluza necesitaba para perpetuarse en el poder.

Lorca nació en 1898 en Fuente Vaqueros, Granada, en el seno de una familia acomodada. De niño estudió en Almería, y de adolescente en Granada. En 1918 llegó a Madrid, y se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid. De su tierra se trajo la herencia árabe, el folclore andaluz y gitano, la naturaleza agreste, el simbolismo oriental. En Madrid se empapó de la obra de la Edad de Plata de las letras: pudo profundizar en los escritos de Giner de los Ríos, Galdós, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán, los Machado, Pío Baroja, etc. En esta época pudo también relacionarse con los integrantes de una de las mejores generaciones artísticas que ha dado esta sufrida tierra: Guillén, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Alberti, y especialmente Buñuel y Dalí. De tan grandes maestros y amigos surge su visión de la poesía como “la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”.


En 1929 visitó Nueva York, ciudad que le horrorizó por su impersonalidad, racismo, industrialización y capitalismo radical. Sobre Nueva York diría: “Impresionante por frío y cruel... Espectáculo de suicidas, de gentes histéricas y grupos desmayados. Espectáculo terrible, pero sin grandeza. Nadie puede darse idea de la soledad que siente allí un español, y más todavía un hombre del sur”. Un año más tarde visitaría La Habana. Muy distinta impresión le causaría Cuba: “Pero La Habana es una maravilla, tanto la vieja como la moderna. Es una mezcla de Málaga y Cádiz, pero mucho más animada y relajada por el trópico. El ritmo de la ciudad es acariciador, suave, sensualísimo, y lleno de un encanto que es absolutamente español, mejor dicho, andaluz”. Al instaurarse la II República, Lorca recibe el encargo del Ministro de Educación, Giner de los Ríos, de codirigir La Barraca, la compañía de teatro estatal, para difundir las Obras del Siglo de Oro español. Su compromiso con las ideas republicanas parecen reflejarse en su famosa cita “En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida”. Es ahora cuando escribe algunas de sus mejores obras teatrales. En 1933 co-funda la Asociación de Amigos de la URSS.

Al estallar la Guerra Civil, Colombia y México le ofrecen asilo político en previsión de posibles represalias, pero él viaja a Granada en verano. En cierta ocasión había dicho “Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir”. Tras denuncia anónima fue detenido el 16 de Agosto de 1936, en casa del poeta Luis Rosales, amigo suyo. Todas las investigaciones apuntan a que fue fusilado el 18 de Agosto. Lorca había afirmado que “en Granada se agita la peor burguesía de España” y seguramente aquello le sentenció. Fue asesinado en el camino entre Víznar y Alcafar, y su cuerpo allí continúa en una fosa común, en algún lugar desconocido. Pese a las últimas investigaciones, sigue sin aparecer. Una vez más, había lanzado una frase profética: “Un muerto en España está más vivo, como muerto, que en ningún sitio del mundo”. España, triste y desgarrado país del Sur de Europa, sigue siendo uno de los países del mundo con más “desaparecidos”. Miles de republicanos que murieron por buscar y defender una vida más libre, más justa, más plena, más digna de ser llamada vida, y que siguen poblando cunetas, tapias de cementerios y bosques. Parafraseando a Lorca por última vez, “Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”.