Antes
de que lean los estatutos que adjunto al final, les dejo un resumen
de los movimientos críticos surgidos durante los últimos años en
UGT y CC.OO.
Los críticos de la UGT
Hay
un creciente número de afiliados en las bases de UGT que están en
desacuerdo con la política que sigue su sindicato desde hace ya
varios años, o décadas; éstos exigen un giro hacia la izquierda y
volver a la pluralidad, la participación y la democracia interna
dentro del sindicato, lo que significa: impulsar un giro a la
izquierda en la organización. Extender en la organización la
posibilidad de opinar sobre los temas de referencia en el sindicato.
Consolidarse en la organización, consiguiendo representatividad y
participación en todos los órganos del sindicato bien sean
confederales, federales, territoriales o sectoriales. Aumentar la
democracia interna y la participación de los afiliados en las
decisiones del sindicato.
Críticos
en CC OO.
En
este sindicato existe un movimiento mucho mas activo que en la UGT,
aunque tampoco han conseguido medrar ni hacer valer sus
reivindicaciones.
El
sector crítico en CC.OO. Empezó a darse a conocer después de la
huelga general del 27-Enero-94. Cuando todos los sectores de la
izquierda real estaban por un mantenimiento de la presión sobre el
gobierno del PSOE, pero la dirección de CC.OO. y UGT apuestan porque
las posiciones se defiendan convenio a convenio empezaban en serio a
tomar forma su actitud reformista de dialogar para al final no llegar
a nada o solo conseguir unas pocas migajas.
Lo
que en la práctica significó la desmovilización casi absoluta. Un
año después la Plataforma Cívica convocó un acto en la Puerta del
Sol, recordando que los motivos que hicieron posible la huelga del 94
(contratos basura) seguían vigentes y siguen. Las direcciones
sindicales de CC.OO. y UGT se opusieron, hablando de injerencias en
el mundo laboral.
Ante
las críticas a la dirección sindical que les vienen de IU, el
Secretario General de CC.OO. contesta descalificando y hablando de
injerencias e "independencia sindical". La pinza: medios de
comunicación, PSOE y direcciones sindicales se ceban sobre el
Coordinador General de IU. Al final todo queda en nada y la
plataforma civica no consigue sus objetivos.
El
6º congreso confederal de CC.OO. en el 96, se cierra con el triunfo
de las posiciones conservadoras que representa Antonio Gutiérrez y
que venían detectándose desde el 94. Con el 65% del sector
oficialista se quita la careta, un sindicalismo que ha decidido... la
negociación por la negociación en detrimento de la
negociación-reivindicación. Poco a poco se van perdiendo las
posiciones de izquierda dando preferencia a las ideas conservadoras.
El
aparato se centraliza, las secciones pierden participación y las
ejecutivas que en principio son proporcionales, de hecho se
convierten en mayoritarias. De tal forma que nadie que no sea afín a
la dirección obtiene responsabilidad; e incluso, a veces, cuesta
acceder a los documentos. Aumenta la burocracia interna.
Después
del triunfo electoral del PP en el 96, está claro el giro sindical
de CC.OO. en favor de la socialdemocracia (traducida en el reformismo
sin reformas), que ha impulsando a la liquidación de los derechos
laborales. A su vez se produce el intento de aniquilamiento del único
grupo al que se le puede llamar de izquierda con representación
parlamentaria, IU.
En
este ambiente, se va conformando dentro de CC.OO. un sector crítico
muy ligado a las posiciones mayoritarias de IU y opuestos a los
grandes acuerdos de los últimos años: Acuerdo sobre pensiones-96,
reforma laboral-97 y Estatuto de la Función Pública. En todos los
casos la democracia interna ha brillado por su ausencia y, en los dos
últimos acuerdos, ni siquiera se han atrevido a explicarlos en
asambleas a delegados y afiliados. Comienza la era del oscurantismo
en CC.OO.
Hasta
aquí una exposición concreta de los hechos. La pregunta sería: ¿se
puede cambiar la correlación de fuerzas en CC.OO.? ¿Hace el sector
crítico lo suficiente para que eso sea posible? Uno de los primeros
errores que cometen los críticos es lanzarse a la creación de una
fundación (FID) que en teoría debía servir como foro de debate y
articulación de oposición a la línea conservadora de las
direcciones sindicales mayoritarias.
Se
dejó caer la Plataforma Cívica y la fundación, excepto su puesta
en escena en diciembre del 96, poco más ha hecho. No se termina de
saber por qué, pero la fundación no tiene la dinámica que muchos
esperaban y, por otro lado, la Plataforma Cívica podría haber
jugado el papel de punto de encuentro entre las fuerzas opositoras al
mundo conservador representado por los que pactaron y votaron en el
parlamento la última reforma laboral: CC.OO., UGT, PP, PSOE y
nacionalismos conservadores (CiU y PNV) ó ultraconservadores (UPyD).
En
vista de que el sector crítico va a menos por abandonos,
deserciones, expulsiones, pérdidas de horas sindicales, ausencia de
debate interno, escasa participación, democracia restringida y un
sinfín de manejos que el aparato posibilita al poder, se abrió un
debate de críticos en la administración pública (no sé si también
en el resto de ramas) sobre la estrategia a seguir.
Se
decantaron tres posiciones:
1ª)-
Seguir en CC.OO. haciendo una leal oposición dentro de los
estatutos.
2ª)-
Seguir en CC.OO. haciendo públicas las posiciones a riesgo de
bordear los estatutos.
3ª)-
Salirse de CC.OO. e ir a la constitución de una nueva organización
sindical. Esta última posición partía del siguiente análisis: Con
el actual estado de cosas es imposible cambiar la correlación de
fuerzas: ausencia de debate y participación interna e incapacidad de
dar a conocer críticas y alternativas.
Apostar
por la ruptura y creación de un nuevo sindicato tenia un riesgo,
pero conllevaba la esperanza del triunfo. Con el abandono de golpe de
un 30% del sindicato, e incluso federaciones mayoritarias, el actual
mapa sindical saltaría en pedazos. Dejaría a esté en minoría con
respecto a UGT, lo que modificaría la representación sindical y las
subvenciones. Opino que si hubieran hecho esto como quería una buena
parte de los afiliados a este sindicato hubieran conseguido dar un
nuevo dinamismo a todo el campo de la izquierda.
Por
otro lado, dado que el sector no tiene una organización estable y
representativa por la que los participantes se obliguen moralmente a
aceptar votaciones, cada cual, además de defender sus posiciones
hace lo que cree conveniente (no son vinculantes), por lo que se
constata un creciente enfrentamiento personal entre miembros del
sector y una continua desorganización.
Con
este inmovilismo, resignación y apatía es imposible que algo
cambie, si no actuamos de alguna manera.
Dossier
Estatutos
y Reglamentos Sindicales de CCOO (VIII Congreso).
Estatutos
Confederales de UGT (XL Congreso).
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