sábado, 21 de julio de 2012

Marea Roja estatal acusa a la U.R.T. de ser “comunista”



Rod Xpectrvm, Sevilla


Sobre la necesidad por parte de la izquierda de imprimir un carácter de clase a las Marchas de Desempleados
Nosotros les respondemos: SÍ: SOMOS COMUNISTAS, MARXISTAS, TROTSKISTAS Y LENINISTAS, y orgullosos de ser unos auténticos bolcheviques. Defendemos la causa de la emancipación obrera. Porque nosotros SÍ tenemos IDEOLOGÍA.
En unos pantallazos de imágenes, difundidos recientemente vía facebook, algunos miembros, pertenecientes a la dirección de Marea Roja y Acción + Reacción estatal, pretenden valerse de nuestras propias palabras (más propiamente, de las palabras de un servidor) para publicar a los cuatro vientos que pertenecemos a idearios políticos comunistas, que pretendemos dar una dirección política al movimiento obrero y de desempleados, de las famosas “marchas a Madrid”, del 21-J, impulsadas el 4 de Mayo por la U.R.T. [https://www.facebook.com/media/set/?set=a.4255761150045.2179211.1166317648&type=1 ].
No tienen con que atacar, buscan y buscan desesperados entre la basura y se conforman con las raspas de las sardinas para intentar atacarnos de la manera mas estúpida y autoincriminante para ellos que se ha visto nunca.
Para ello intentan sacar de contexto frases escogidas con pinzas de largas polémicas entre los miembros de la U.R.T. y los miembros del grupo La Résistance, autodenominados anti-15-M. En uno de los primeros posts, puede apreciarse como citan un comentario, del que subrayan la afirmación “no podemos ir de puros”, el que acompañan con comentarios socarrones haciendo referencia a ideologías de corte totalitario del siglo XX, relacionadas con el racismo. [click aquí]
“Pureza” ¡ideológica! Son incapaces de concebir el concepto en otro sentido que no sea el de “pureza de raza”. En su universo no existe sitio para la metáfora. No existe lugar para la polisemia. Son tan ineptos que intentan mezclarlo con el hitlerianismo, o antisemitismo, cuando dejamos claro en un siguiente post que nuestras ideas son comunistas democráticas, y por extensión, anti-fascistas, anti-racistas y anti-stalinistas. Qué demagogia. Demuestran no tener ni pajolera idea en la práctica de lo que es el purismo político, de lo que significa “ser puristas políticos” ó “ideológicos”. Puristas políticos, son aquellos que “van de puros”, es decir, defienden que su manera de hacer la revolución es la única válida, para todo tiempo y todo momento en la historia, y en todo lugar. En este comentario, lo que vengo a decir precisamente es que no podemos ir de “puros” por la vida.
Este debate del que se muestran varios pantallazos aquí, tuvo lugar en el grupo La Résistance, donde un grupito de sectarios anti-15-M (que en la práctica dominan el grupo) nos motejaban de que la U.R.T. éramos otra marca subproducto más del 15-M / DRY, por la sencilla razón de que pretendíamos llamar a acudir a las marchas a un importante sector radicalizado del 15-M que con el tiempo ha ido aproximándose a postulados de clase, a raíz sobre todo, de la lucha de los mineros, y la huelga general del 29-M.
En un siguiente post [click aquí], vemos como se vanaglorian del uso, por parte nuestra, de técnicas de corte propagandístico, como valerse de viejos conceptos de tipo marxista, como el de “clase obrera” o “burguesía”, sustituyéndolos por sinónimos, del tipo de “el pueblo”, “los ricos”. Se habla de la necesidad de valerse de un lenguaje más asequible para facilitar que el objetivo programático de transformación social tienda a difundirse fuera de los estrechos círculos en que solemos movernos los activistas.
Ellos lo ven de un modo demagógico, maquiavélico y señalan: “¿veis? Intentan manipular a los movimientos sociales, intentan hegemonizar tales movimientos valiéndose de todo tipo de argucias”. Por mi parte, cabe decir que el uso de técnicas propagandísticas ha sido un clásico en la lucha política de quienes luchan por transformar la sociedad.
En el capitalismo, la clase trabajadora es privada de una gran parte de su tiempo vital, abocada a largas jornadas laborales en trabajos repetitivos en que su única función es producir beneficio para un empresario. En una situación semejante, tienden a verse rotos todo tipo de vínculos familiares, sociales, culturales… el obrero medio no tiene tiempo para sentarse a meditar, reflexionar, aprender… Llega agotado, exhausto, por lo general tras un largo día de trabajo, pone el televisor para relajarse y se encuentra el mensaje del capital, dándole su particular explicación del mundo, la cual omite la explotación como un hecho intrínseco en la producción de riqueza de que se nutre la burguesía.
Desde la historia del movimiento obrero, para facilitar que ciertas ideas transformadoras calen en la conciencia de un gran porcentaje del pueblo desconcienciado, los revolucionarios se han valido del uso de consignas. El uso de consignas, no es más que un atajo: es una forma de resumir en pocas palabras una gran verdad que le permite al explotado adquirir una visión contrapuesta a las “grandes verdades” y tópicos que a cada hora difunde el sistema desde sus medios televisivos, propagandísticos y periodísticos. El uso de la consigna está orientado a invitar a reflexionar a quien tiene poco tiempo o energías para sentarse a leer largos tratados de economía política, historia del movimiento obrero o crítica al capital: busca invitarle a hacerse preguntas, sobre el por qué de la explotación, sobre si el orden injusto de explotación que le toca sufrir es el único posible.
En nuestro debate, apelamos a nuestros contertulios a ser flexibles en el método: a estar dispuestos a repopularizar ciertos conceptos clásicos del marxismo, como el de “clase obrera” o “proletariado”, y el de “propietario” o “burguesía”, usando sinónimos de fácil uso: como “el pueblo explotado” o “los ricos”.
Para la clase trabajadora, la realidad de la explotación no se ha alterado en los últimos 2 siglos, pero sí ha evolucionado, se ha modificado en numerosos aspectos y detalles. La explotación sigue existiendo, en lo que ha cambiado es el modo en que el empresario te explota, en que te expropia el producto de tu trabajo, retribuyendo al trabajador en salario el equivalente a una pequeña parte del mismo, y quedándose para sí el resto, en forma de plusvalía.
Tal discusión, era una crítica por consiguiente, al sectarismo propio de los anti-15-M del grupo La Résistance, quienes nos acusaban de no ser revolucionarios comunistas de izquierdas por la sencilla razón de que no usábamos todo el tiempo (tanto como a ellos en su esquema les gustaría) los términos “clase obrera”, “capitalismo”, “burguesía”, etc., y en lugar de eso tratábamos de adaptar nuestro lenguaje al nivel de conciencia de la mayoría de la población despolitizada utilizando sinónimos que más gente entiende, del tipo de “el pueblo explotado”, “los ricos”.
En un siguiente comentario, somos acusados de pretender controlar el movimiento: ”tenéis dos opciones”, subrayan, “o ayudarnos a asumir el control de las machas, o pasar de todo”  [click aquí]. Tal afirmación, se produce en el contexto en el que se nos está criticando que al apoyar el 15-M, estamos apoyando un movimiento donde circulan grupos de ideas pro-capitalistas, o de derecha. Los que dicen esto, se consideran anti-15-M.
Nosotros no nos consideramos así. Pero somos conscientes de que la indefinición ideológica contribuye a abrir la puerta, en este tipo de movimientos, a partidos del sistema, Juventudes del PSOE, del PP, grupos de derecha o extrema derecha, ultra-neoliberales, opuestos a la “corrupción” jurídica de tal o cual político y partidarios de reformar el sistema, perfeccionando técnicas de explotación, pero sin abolir el régimen completo de explotación institucionalizada, del tipo del llamado “Tea Party” español, UPyD, o los anarco-capitalistas.
Les respondemos a los anti-15-M (que acusan al 15-M de ser un movimiento penetrado por la derecha, o la burguesía), que en la medida en que ellos no se integren y participen en ese movimiento dejarán la puerta abierta a todos los grupos de ideología interclasista, pro-capitalista o de derechas, los cuales terminarán controlando el movimiento. En la teoría del marxismo, si los grupos revolucionarios no aportan sus objetivos e ideas al movimiento obrero, este puede terminar siendo desviado por otros grupos ideológicos afines al capitalismo hacia otros objetivos, que vayan en detrimento o en contra de los intereses de la clase obrera, por ejemplo: el reformismo de Toxo y Méndez, que frenan o retrasan la convocatoria de huelga. El interclasismo pacifista de los neo-gandhianos, que nos dicen que la policía capitalista son compañeros y “amigos”, y que si el policía te pega, no puedes responderle con un golpe, debes responderle con una flor, contribuyendo de esta forma a que el propio movimiento pueda ser fácilmente aplastado por la represión del sistema. O el fascismo, que se confunde en los movimientos sociales de masas, para ir arrastrando a gente, con su discurso rancio, hacia el racismo y la xenofobia.
Es simplemente una lucha ideológica de la izquierda contra la extrema derecha, por consiguiente nos jugamos mucho. Si el “control” (en sentido ideológico) del movimiento, no termina recayendo en manos de la izquierda, y es canalizado hacia un fin progresista, la derecha o extrema derecha intentará apoyarse en el movimiento y aprovecharse de su “aperturismo”, de su “ambigüedad”, su “indefinición ideológica” para reconducirlo hacia fines retrógrados. Cuando se habla de “intentar tomar el control de las marchas”, sólo queremos impedir que el vacío ideológico que demuestra el discurso DRY pueda ser llenado por ideas retrógradas, interclasistas, anarcocapitalistas o proto-fascistas, las cuales serán usadas defender los intereses de la patronal y los grandes burgueses, sacrificando cualquier interés obrero que pueda haber en el movimiento.
Por su parte, un servidor se siente orgulloso de poder estar contribuyendo a dotar de objetivos de clase trabajadora y de izquierdas a un movimiento de marchas de desempleados que, de otra forma, terminaría siendo mediatizado por sectores ideológicos afines al sistema, que quieren reformar el capitalismo, pero no acabar con él, o aun peor, por sectores tecnócratas de extrema derecha, afines al Opus Dei, UPyD o los libertarianos del Tea Party (versión española), del tipo de Huerta de Soto, más conocidos como los “anarco-capitalistas”, partidarios de reducir el Estado a su mínima expresión en materia económica, hasta que todo lo controlen directamente las multinacionales.
Ahora resulta que “comunista” es un insulto. ¿De dónde han salido, de la época de McCarthy? [click aquí]
¿En qué universo ser comunista, ser marxista-leninista y trotskista, o ser de izquierdas, es un insulto? Únicamente en el universo de los anti-comunistas. Es decir, de la derecha disfrazada de “progre”, y de “antisistema”.
Bonita forma de quitarse la careta, y de marcarse un gol en propia meta.

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